viernes, 26 de septiembre de 2008

Emperador de la naturaleza del egoísmo y la hipocresía

Silbidos lejanos de aves mitológicas rellenan el silencio entre hojas pardas. Olivos sin ramas podadas por la mano mecánica del dios del acero. Aguas turbias de semen de ranas y sapos en celo. Rubíes de excrementos de perras sucias adornan mi corona de hojalata maloliente. Ante mí se rinden tus reyes y presidentes; a mí entregan su voluntad y deseos. En mis ríos de cadáveres depositan sus muertos para dejar libres sus memorias de papel. En mi mano depositan lapos de obediencia y vómitos de servidumbre. La mentira medieval. Mientras tanto, tú no olvides susurrarles al oído tus anhelos e introducir tu sobre en la caja de cristal del genio, pues éste soy yo.

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