viernes, 23 de enero de 2009

Celos - Gotan Project

Celos
Pudo El Amor Ser Distinto
Redes
Trampa Mortal En Mi Camino
Y En Un Café, Un Café De Ciudad
Me Contaste Otra Vez Tu Destino

Celos
Celos En Suelo Argentino
Fiebre
Y Mi Ilusión Que Se Deshizo
Mientras Te Burlas De Mí En Tu Canción
No Me Puedo Librar Del Hechizo

Nubes
Nubes De Sal Y De Hastío
Dudas
Pago Por Ver Lo Que He Perdido
La Capital Te Atrapó, Te Embriagó
En El Triste Ritual Del Olvido.

Mmm
Pudo El Amor Ser Distinto
Mmm
Crudo Final Discepoliano
Y En Un Café, Un Café De Verdad
Cayó El Último Acorde Del Piano

jueves, 22 de enero de 2009

Eolómetro

Murmuras en mi oído y me siento vibrar dentro. Tu mínima brisa recorre mi neuronas, acariciándolas, mimándolas, calmándolas. Poco a poco se vuelve rocío en mis ojos, luego aliento en mis pulmones, y ya no voy más abajo porque puede resultar desagradable para el olfato. Siento su pasar entre mi vello, siento mi pesar entre tus solpos. No me acuerdo de tus exhalaciones, sí me acuerdo de tus inhalaciones. Tu ya vendaval me despeina (¿o realmente peina?) los pocos cabellos que me quedan, alopecia galopante. Invocas el tornado caribeño que arrecia sobre mis costillas sin playas, contra mis acantilados sin piedras. Finalmente el tsunami levanta el fondo pero no la forma, deja ver el continente pero no el contenido. Ya no sé lo que digo, pero que sepas que me agradas.

domingo, 18 de enero de 2009

Los otros

Colchones sin muelles. Mantas mugrientas y sacos de mentiras. Al alba, ya sólo tenía los rayos del Sol, ese Sol gris de Madrid. Gris como sus paseantes, gris como el gas de los tubos de escape. Gris como mi materia. En mi reflejo sólo adivino decaímiento, y no debería. Sólo veo vacío, y no debería. "Debería vender mi reflejo en una subasta y encargar otro por eBay. Seguro que hay alguna empresa para ello", vomita la televisión, y me salpica. Desde el fondo del rojo de mis ojos sólo se oye el murmullo de la sangre, gota tras gota, sin cesar, alimentando mi agujero negro interior. "C'est les autres", que diría el compatriota africano. Los otros, siempre ellos. Siempre ellos.

La Pasión según Jaihmed

¡Sálvese quién pueda! ¡Ha llegado el caballero! ¿Oh, pero si huye a mi vista? ¿Huh, ataca cuando desaparezco? ¡Y allí está ella, cual higo, cual hago! ¡Qué dulce imagen para el recuerdo! ¿Dónde hallo yo mi sinrazón? ¿Acaso toda mi moral de sangre azul está infundada? ¡No lo creo y así lo digo! Pero sin más demora y con presta devoción, proclamo mi desdicha: la pasión. ¡Alabado sea el Señor por prevenirme de mis pecados! ¡Alabado sea!

lunes, 1 de diciembre de 2008

Marinero (y III)

Salvado por el sol resplandeciente. Frío en el exterior, calor interno. Ya no importan ni los estigmas ni el agua salada que empapa el horizonte. Sólo queda la calma tras la tormenta; todo en ruinas, silencio, tranquilidad. Hasta las estrellas se han hartado ya de sus propios parpadeos incoherentes. Ahora se refugian tras la fulgurancia del astro rey. Algún día tocaré la tierra, pero las velas y mis mástiles, mis camarotes y los timones seguirán siendo marinos. Para siempre.

Separar

Algunos ladrillos son maléficos, otros simplemente benévolos. Alambrado, vallas y soldados. Balas y metales pesados. Pesadas cargas e histéricos lamentos, el otro lado. Un lado que no existe. Unas vidas que no merecen ser vividas. Voces que no son dignas de ser escuchadas: pobres, hambrientos, negros y moros. Hombres que no son hombres, olvidados por los derechos pero siempre con deberes. Jaulas continentales, cárceles que son países enteros, atracados y obligados a callar. De rodillas por la masa de los tanques y el uranio. Sangre roja y caliente como la de ellos. Como si no lo fuera como la de muchos otros. Sólo nos queda la esperanza y un par de pañuelos.

Marinero (y II)

Sin remos remo, surco la espuma escarlata. Creo sin creer, me hundo mas floto. Dejo que las frescas gotas resbalen sobre mi mejilla, lágrimas mías pero ajenas. La tormenta me desgarra el rostro, éste que he perdido y vuelto a hallar, cada vez uno nuevo: el mismo. Mis máscaras y las suyas se entremezclan, se confunden, intentando mantener una parte de nosotros, sin saber cuál ni cómo ni por qué. Montañas de coral cubiertas por selvas de algas grises. Balsas de tiernos recuerdos amargos. Éstas son las heridas que nunca cicatrizan.