domingo, 18 de enero de 2009
Los otros
Colchones sin muelles. Mantas mugrientas y sacos de mentiras. Al alba, ya sólo tenía los rayos del Sol, ese Sol gris de Madrid. Gris como sus paseantes, gris como el gas de los tubos de escape. Gris como mi materia. En mi reflejo sólo adivino decaímiento, y no debería. Sólo veo vacío, y no debería. "Debería vender mi reflejo en una subasta y encargar otro por eBay. Seguro que hay alguna empresa para ello", vomita la televisión, y me salpica. Desde el fondo del rojo de mis ojos sólo se oye el murmullo de la sangre, gota tras gota, sin cesar, alimentando mi agujero negro interior. "C'est les autres", que diría el compatriota africano. Los otros, siempre ellos. Siempre ellos.
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