jueves, 22 de enero de 2009

Eolómetro

Murmuras en mi oído y me siento vibrar dentro. Tu mínima brisa recorre mi neuronas, acariciándolas, mimándolas, calmándolas. Poco a poco se vuelve rocío en mis ojos, luego aliento en mis pulmones, y ya no voy más abajo porque puede resultar desagradable para el olfato. Siento su pasar entre mi vello, siento mi pesar entre tus solpos. No me acuerdo de tus exhalaciones, sí me acuerdo de tus inhalaciones. Tu ya vendaval me despeina (¿o realmente peina?) los pocos cabellos que me quedan, alopecia galopante. Invocas el tornado caribeño que arrecia sobre mis costillas sin playas, contra mis acantilados sin piedras. Finalmente el tsunami levanta el fondo pero no la forma, deja ver el continente pero no el contenido. Ya no sé lo que digo, pero que sepas que me agradas.

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