lunes, 1 de diciembre de 2008
Separar
Algunos ladrillos son maléficos, otros simplemente benévolos. Alambrado, vallas y soldados. Balas y metales pesados. Pesadas cargas e histéricos lamentos, el otro lado. Un lado que no existe. Unas vidas que no merecen ser vividas. Voces que no son dignas de ser escuchadas: pobres, hambrientos, negros y moros. Hombres que no son hombres, olvidados por los derechos pero siempre con deberes. Jaulas continentales, cárceles que son países enteros, atracados y obligados a callar. De rodillas por la masa de los tanques y el uranio. Sangre roja y caliente como la de ellos. Como si no lo fuera como la de muchos otros. Sólo nos queda la esperanza y un par de pañuelos.
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